Ayer, 10 de octubre, leí una noticia que supo atrapar mi atención de inmediato, la muerte aún impune de la periodista Melissa Alfaro Méndez , después de 19 años. Murió a los 23 años y no de manera natural, todo lo contrario, fue víctima de unos de los sobres- bomba, tan utilizados cobardemente en la época del dictador japonés.
Melissa, trabajaba en el semanario "Cambio", allí cumplía el rol de Jefe de Informaciones, alternaba su trabajo de la prensa escrita con sus estudios de 5to ciclo en la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, institución en la que tambien curso mis estudios.
Un artículo fue el que marcó su penoso final, en el reclama justicia por la muerte de ocho periodistas, el caso conocido de Ucchuraccay, que por más que se haya formado una Comisión de la Verdad y Reconciliación, con figuras peruanas notables, entre ellos el reciente ganador del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, aún sigue la consigna de eclipsar la verdad, prueba de ello son los testimonios de los familiares de estos ocho colegas.
Han pasado 19 años y todavía se escuchan los reclamos de una madre en los que aún cabe la esperanza, y sobretodo, espera una respuesta , una respuesta que se manifieste en forma de justicia. "Quiénes son los culpables y cuántos los condenados" frase que paradójicamente también va dirigida a Melissa.
Saber que por cumplir la labor de este oficio puedes perder la vida no hace más, en mi caso, que atreverme a seguir avanzando. Es una lástima, teniendo en cuenta nuestro presente (año 2010), se siguen dando estos casos de violación a la libertad de prensa y más aún a la libertad de expresión.
Melissa, desde aquí, un saludo y un abrazo, saber de tu historia ha sido significativo. Gracias, colega.